domingo, 26 de octubre de 2008

LA CEREMONIA DEL “MIXCOTON” O DE LOS “CHIPILES”.

Por Jesús Pérez Uruñuela. La Jornada de Morelos 2002
Jorge cumplía dos años, cuando su mamá Guadalupe volvió a quedar embarazada.
-¡Bendito sea Diosito…! Exclamó la joven ama de casa, al escuchar de su madre la noticia: ¡Hija mía, tendrás otro chilpayate!
Pasado el tiempo, aún cuando el pequeño Jorge seguía prendido a “la teta” de su mamá, cada día enflaquecía y llegó un momento en que dejó de comer.
-Tu “escuincle” está “chipil” comentó la abuela de Guadalupe al verlo “desmejorado”, con el vientre hinchado. Luego, la misma anciana agregó: -¡mi nieto se ha vuelto “ético”.
Ese mismo día se reunieron los padrinos del niño, así como demás familiares y se acordó el siguiente viernes dar a la desvalida criatura el tratamiento que cura “el chipil”
El viernes, el padrino del niño llegó con un “quimitzin chachabaton” (ratón grasoso de campo que guarda la comida en el cuello y quien lo come recibe mucha energía) y emprendieron su cocimiento.
Mientras tanto, unas mujeres procedieron a celebrar el MIXCOTON (mizton: gatito y coton: cobertor) consistente, en primer lugar, confeccionar un gabán a la medida del niño, con tela de jerga de colores blanca y negra, adornado con cascabeles y moños rojos, con el cual fue vestido el enfermito. Paso siguiente, otras damas, untaron la sangre aún caliente del ratón recién sacrificado en las sienes, vientre y coyunturas del pequeñín y lo acostaron sobre un petate. Junto a él, se colocó una cazuela de barro con el cosido de ratón y fue cubierto con una sábana para que los olores del guisado incitara su apetito.
A las 7 de la tarde, llegó el padrino de Jorgito, con varios amigos. Dos de ellos tocaban el violín y la guitarra. Otros lanzaban al cielo ruidosos “cuetones”, para hacer saber a los habitantes de Ocotepec que ahí se llevaba a cabo la “Ceremonia del Mixcoton”.
Únicamente personas mayores acompañaban a Jorgito; ningún niño, porque podía contagiarse del mal del “chipil”
La mañana siguiente, Guadalupe vio con satisfacción que su hijo había comido del guisado, así como algunas de las golosinas y galletas de animalitos que también le colocaron bajo la sábana durante la noche.
Los días posteriores, se sacrificaron “gallitos tiernos” para el niño “Chipil”, quien fue nuevamente embarrado con la sangre de esas aves, sin salir del jacal. Y se continuó con el mismo ritual seguido en la primea vez del ratón “quimitzin”.
Se afirmaba que en la “Ceremonia del Mixcoton”, la sangre que se aplicaba en las sienes, coyunturas y estómago curaban y la vaporización que hacía sudar, daba fuerza al enfermito del mal conocido como “chipil”.
Aclaraciones:
CHIPIL.- Del náhuatl tzipitl que significa malestares que ocurren a un niño cuando su madre que lo amamanta está en cinta. También se define como “niño enfermo a causa de la mala leche que bebe de su madre.
ETICO.- (Hético) Tísico, muy flaco.
El estado enfermizo progresivo del niño, cuya madre está embarazada y que se llama CHIPIL, se explica que suceda en aquellas comunidades de niveles socioeconómicos marginados, en donde las mujeres embarazadas -por su deficiente alimentación- proporcionan al niño que amamantan, leche de bajo contenido nutricional, lo cual provoca un debilitamiento en el pequeñito que puede causar hasta muerte por inanición. Por ello, la sobre alimentación y el reposo, son la cura más eficiente.

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